Cuando comenzamos un nuevo proyecto, ya sea en lo personal o en lo profesional, sentimos entusiasmo, motivación, iniciativa y una gran alegría por este nuevo comienzo. Pareciera que “estar dispuesto a todo” está implícito.
Todo resulta maravilloso y nos parece increíble estar viviendo esa experiencia.
Creemos estar “dispuesto a todo” para alcanzar nuestra meta. Lo cierto es que, luego de transcurrido cierto tiempo, esa iniciativa y ese entusiasmo se ven disminuidos. Comienzan a aparecer las objeciones y las sensaciones de incomodidad.
Esa motivación se opaca con las primeras dificultades, las primeras frustraciones y los primeros golpes de realidad. Cuanto más opuestos sean a nuestra expectativa original, más impacto negativo nos provocarán.
Una mirada desde la neurociencia aplicada al comportamiento humano
Los factores que inciden en estos procesos emocionales están relacionados, por un lado con procesos psicológicos naturales y por otro lado, con el sistema de recompensa y los efectos dopaminérgicos que se suceden.
Cuando, desde la neuropsicología, observamos los ciclos emocionales, descubrimos que las etapas se repiten. Ocurre una primera etapa de “enamoramiento”. Luego sigue una etapa de “pesimismo” o “desilusión”. Para después, balancear la realidad con las expectativas y continuar adelante.
Algunas veces decidimos permanecer en el proyecto. Otras veces, ante estas nuevas circunstancias, lo abandonamos.
Por otro lado, contamos con los efectos dopaminérgicos.
La dopamina es la hormona del placer. Es secretada por nuestro cerebro ante diferentes estimulaciones. Actividad física, comenzar algo nuevo, llevar adelante un desafío adecuado y comer chocolate entran en la lista de momentos especiales.
Los receptores de dopamina se van acostumbrando a su presencia. Con el correr de los días, el mismo estímulo ya no provoca el mismo efecto.
Luego de transcurrido cierto tiempo, lo que alguna vez nos motivaba y nos hacía creer que “estamos dispuestos a todo” por lograrlo, ya no tiene la misma fuerza o el mismo impacto emocional.
Es por ello que, buscamos nuevos estímulos que activen la secreción de dopamina constantemente.
La consecuencia de estos neuroprocesos
Es allí cuando comienzan a aparecer las dudas y las autolimitaciones. Resultan condicionantes del esfuerzo, el tiempo y la perseverancia que estamos dispuestos a invertir para continuar adelante con ese plan.
Esto explica por qué nos hemos anotado con tanto entusiasmo en ese curso que tanto estábamos esperando y después, no conseguimos la voluntad para sentarnos a estudiar.
Explica, también, por qué estábamos tan entusiasmados con nuestro emprendimiento. Cuando nos encontramos con las primeras dificultades o los grandes esfuerzos sostenidos en tiempo, ese entusiasmo se opaca, postergamos decisiones y no realizamos las acciones que sabemos que tenemos que concretar.
¿Creencias potenciadoras o limitantes?
Algunas veces, esas creencias alrededor de una situación o persona son potenciadoras, generan sensaciones positivas y aumentan la satisfacción en torno a ella.
En cambio, otras veces, las expresiones son limitantes, generan sensaciones negativas que provocan pesimismo, desmotivación o desinterés.
Dichas autolimitaciones no son más que sesgos cognitivos, en forma de pensamientos y creencias, que expresan las restricciones que presentamos ante ciertas situaciones.
No necesariamente son contraproducentes, pues muchas veces están allí para preservarnos de una posible amenaza o situación desfavorable. Están allí para poder ser leales a nuestros principios y valores. Para respetar nuestras convicciones más profundas y manejarnos en relación a ellas.
En otros casos, estas expresiones desfavorecen el proyecto ya que no tienen relación con los puntos anteriormente mencionados. Simplemente, están relacionados con miedos a lo desconocido, a la frustración o al rechazo.
¿Principios y valores o miedo anticipado?
Si esta autolimitación, condicionante del proyecto, está relacionada con las primeras situaciones, será importante tomar nuevas decisiones que permitan respetar nuestros principios y valores.
En cambio, si nuestra situación está relacionada con la segunda opción, entonces, será tiempo de desafiar esas creencias limitantes para seguir avanzando con éxito.
Cuando mencionamos si estamos dispuesto a todo, tiene que ver con la aparición de estos sesgos cognitivos que van a limitar y condicionar nuestro accionar. Nos permitirán desarrollar gestiones favorables que respeten nuestras convicciones.
Cuando iniciamos un nuevo proyecto, habitualmente, no podemos tener en cuenta estas restricciones. Muchas veces no conocemos mayores detalles de lo que está por venir.
Es por ello que, resulta atractivo, tan agradable y motivador. Lo único que podemos percibir es una apreciación positiva y parcial. Esa apreciación puede variar, con transcurrir de los sucesos. Aparecerán nuevas características que no habíamos tenido en cuenta en la etapa inicial.
Una vez que hemos detectado este tipo de sesgos cognitivos será importante revisar que están predispuestos estamos a continuar. Hasta dónde estaríamos en condiciones de hacerlo sin queso repercuta en nuestro propósito general
10 pasos para desafiar tus objeciones y descubrir si estás dispuesto a todo
Descubre los 10 pasos para desafiar tus objeciones y comenzar qué tan dispuesto estás para lograr tus metas.
1 – Detecta tus autolimitaciones. Generalmente, incluyen palabras como todos, nadie, nunca o siempre. También, las encontrarás en expresiones que intentan justificar la ausencia de resultados. Algunos ejemplos serían: “En este país no se puede emprender”, “Siempre que comienzo algo nuevo, recibo un apoyo extraordinario de mi pareja”, “Lo que tal persona hizo el otro día me molesta bastante. Siento que nunca tiene en cuenta lo que le digo”
2 – Descubre si esas frases provocan sensaciones positivas o incómodas
3 – Si provocan sensaciones positivas, como en el segundo ejemplo, tenlas presente y sigue adelante. Si aparece la incomodidad, como en la primera y tercera frases, define si están relacionadas con tus principios y valores o con el miedo por resultados indeseados.
4 – Si están relacionadas con tus principios y valores, evalúa y determina cuáles serán tus decisiones y acciones para seguir priorizándolos
5 – Si están relacionadas con miedo a lo desconocido, a la frustración o al rechazo, evalúa cuáles serán las decisiones que te tendrías que tomar para resolver la situación y poder continuar
6 – Determina qué estás dispuesto a hacer para superar esa limitación
7 – Desarrolla un plan de acción válido, con fechas precisas y datos específicos.
8 – Ejecútalo paso a paso.
9 – Mide tus resultados. Descubre qué has aprendido y tenlo en cuenta para la próxima.
10 – Estate atenta/o a nuevas limitaciones que pudieran aparecer en un futuro para evaluarlas y resolver en consecuencia.
Concluyendo…
Estás autolimitaciones tienen, en origen, una función positiva, pues nos preservan y nos resguardan. Comprenderlo abiertamente nos ampliará la percepción para tomar mejores determinaciones.
La cuestión no será si estás dispuesto a todo para lograrlo. El aprendizaje real será cómo harás la próxima vez para mantener tus principios y valores intactos y, aun así, continuar adelante con tus proyectos.
¡Recuerda! Los que tomamos acción, somos parte del cambio.
Andrea Alessio
Neurocoach Profesional
Máster Class Gratuitas en ION Educa